miércoles, 14 de febrero de 2007

El amor es el eterno,

más que el inmortal,

suave brisa mañanera

que en tu aroma

de flores silvestres

y frutos prohibidos

va llevando inconformidad

al susurro del viento,

acariciando tantos secretos,

llevando y trayendo emociones;

te enreda en su laberinto

de fuego y confusión,

en la constelación de lo insaciable

una lluvia de lo súbito,

como hojas de un otoño interior

en clamor de renacer.

1 comentario:

Esteban Jara dijo...

Me gusta esa idea del amor como juguete del viento.

Hermosas líneas, como recostarse sobre hojas secas, escuchar y sentir (al menos así lo sentí, aunque siempre entiendo todo al revés).

Está bakán