Ese azul delicado
- acaricia lo etéreo -
provocando sumergirse
en el cándido manantial;
donde tu alma sublime
se baña desnuda,
y me ahogo incauto
en la sensualidad de tu mirar,
ese azul angelical
más allá de lo delicado
que la noche tirita inmoral
mirando palpitada
tus ojos hechiceros
y no para de gritar
al rayar el alba
que aun te desea,
antojándose besar de nuevo
esos labios prematuros.