las paredes no sostienen su peso
la nostalgia juguetea con mi lógica
bailan rencores y perdones,
en mi ser se asume la distancia
que me acerca al ciclo de agonía;
el poeta juega al azar
apostando a perdedor,
degustando el sabor de la suerte,
en los muslos blancos
de un absurdo sofisma
se me duerme el ansia
y el poeta se va perdiendo
se aturde en lo fugaz,
inasible sentimiento de ansiedad
colma su firme apetito,
la poesía se reinventa y fluye
a cada latido del azar;
un espectro deambulante
atrapa los rencores,
los destierra al arcén de la agonía,
al norte de la nostalgia
entre el perdón y la lógica;
para agasajar a la suerte
y robarle una cruda sonrisa.