martes, 15 de abril de 2008


Quiero escuchar el destello de tus ojos,

cuando tus labios de licor mundano

me embriagan en dolor

anegando despiadadamente el corazón.



Quiero respirar tu voz ingenua,

cíclica lluvia cósmica

de diminutos fragmentos de mi corazón;

galopando interestelares

-pretenden juntarse-

en el espacio sideral de tu razón.



Quiero saborear esa caricia ladina,

estrella fugaz del limbo

rayándose en cometa galáctico

precisando ser asteroide solitario.



Quiero mirar el suspiro de tu alma

definiendo la eternidad,

sombra lunar esquiva

de una noche fuliginosa;

magia yerta hostigando al excitado deseo.



Quiero sentir tus noctívagos jadeos

que pernoctan en la materia

-de mi imaginación-

alargando minimalistas instantes

ajenos al desobediente placer.




sábado, 5 de abril de 2008

Por qué lloran las rosas


cuando sus espinas te penetran,


cuando arrancas sin prisas


la vida de sus pétalos


encerrados en el capullo virginal


allá en el ático del rosal fatuo,


segundos de placer ingenuo


arrojados al viento helado


de la perjura traición,


en la alquimia del dolor


el feroz corazón


no soporta un segundo más


esta inhumana ausencia,


con los fragmentos vítreos


de la voracidad de lo inmortal;


vas incrustándote en mi alma


embebida en esos pétalos raídos


-perfume lascivo que me envuelve-


y perderme en la bruma de tus cabellos


para morir de a poco;


atrapado en la maraña de tu mirada


con la sombra vestal asfixiada


de tu boca a mi espalda